Mientras, formalmente, se procede a la comprobación de datos sobre el uso de armas químicas en Siria, la Administración norteamericana sopesa una respuesta militar que, según ha anticipado el propio presidente Barack Obama, no incluye la presencia de tropas sobre el terreno, pero que podría traducirse en bombardeos selectivos para tratar de debilitar al Ejército de Bachar el Asad.
La declaración de Obama en San José de Costa Rica, en la que prácticamente descarta el envío de tropas, es, al mismo tiempo, la confirmación de que se están barajando otras opciones militares menos arriesgadas.
Sobre el papel todas lo son, puesto que Siria, por su situación geográfica y por su influencia en Oriente Próximo, es un escenario muy comprometido en el que cualquier acción militar puede degenerar en un conflicto regional. Pero el envío de tropas supondría la repetición del modelo aplicado en Irak y Afganistán, criticado por Obama…
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